Los restos del barco estaban dispersos en la playa en un radio de varios kilómetros. En el viejo barco de fabricación turca, viajaban entre 150 y 250 migrantes. Ochenta de ellos lograron salvarse, nadando hasta la orilla. Al menos 60 murieron ahogados. Entre ellos había 13 menores y un bebé recién nacido. Al cierre de esta edición las autoridades temían que la cifra final de muertos superara el centenar, ya que decenas de personas seguían desaparecidas.
«Cuando llegamos al lugar del naufragio vimos cadáveres flotando por todas partes. Rescatamos a dos hombres que sostenían a un niño. Desafortunadamente, el bebé estaba muerto» relataba Laura De Paoli, una médica que trabaja apoyando a la Guardia Costera en operaciones de rescate en el mar. «Los dos hombres que sujetaban al niño eran el hermano y el tío. Intentamos revivirlo pero sus pulmones estaban llenos de agua. Tenía siete años».
La embarcación había salido de Turquía hacía unos días y se esperaba su desembarco en la costa de Crotone (región de Calabria). Sin embargo, la noche del sábado, el mar, embravecido por el fuerte viento, impidió que los migrantes, de nacionalidad turca y paquistaní, llegaran a la playa. A sólo 100 metros de la orilla, la embarcación volcó, golpeada por las olas que alcanzaron una altura de unos cuatro metros. Algunos lograron nadar hasta la playa, otros fueron tragados por las olas.
El sábado, alrededor de las 22.30 horas, un avión de Frontex había dado la alarma , señalando la presencia de un barco en aguas internacionales, a unas 40 millas al sureste de Isola Capo Rizzuto. El informe fue recibido por las unidades navales de Crotone y por el grupo náutico de la Guardia de Taranto que se dispuso a encontrar el barco . Las altas olas impidieron que los rescatistas se acercaran. La alarma llegó a los operativos terrestres, que cubrieron una gran zona de la costa, en un intento por rescatar a los inmigrantes. Sin embargo, poco antes de llegar a tierra, el barco se hundió.
Fuente: El Mundo (España)