Algo raro está pasando en Alaska. Concretamente en sus ríos que han cambiado en el último tiempo de color, pero no de cualquiera. Se han convertido en completas piscinas naranjas, algo similar al color de la lava, acostumbrados a tener un tono azul cristalino.
Son ya decenas de ríos a los que les está pasando esto, un fenómeno preocupante, ya que los está volviendo altamente ácidos. Pero, ¿a qué se debe este suceso?. Un estudio realizado por los investigadores del Servicio de Parques Nacionales, ha achacado este cambio al deshielo del permafrost.
El permafrost es una capa de suelo que permanece congelada de manera continua durante dos o más años consecutivos. Se encuentra principalmente en las regiones polares y en algunas áreas montañosas de latitudes más bajas.
El permafrost puede variar en grosor desde unos pocos metros hasta más de mil metros, y se compone de tierra, rocas, y materia orgánica, todo ello cohesionado por el hielo. Este fenómeno que está siendo provocado por el cambio climático, no solo cambia el color del agua, sino que también tiene implicaciones graves para los ecosistemas locales.
La alta acidez y la concentración de metales tóxicos amenazan la vida acuática, afectando especialmente a peces y su hábitat natural. Los investigadores han llegado a identificar unos 75 ríos y arroyos teñidos de color naranja. Solucionar el problema de los ríos en Alaska, es un desafío complejo que requiere una combinación de esfuerzos de distintos ámbitos: científicos, tecnológicos y políticos.
De momento, continúan las investigaciones, las cuales, llevan ya dos años. Pretenden conocer el motivo detrás de este fenómeno y evaluar sus posibles consecuencias, para el agua potable y su entorno. Las comunidades cercanas dependen de los ríos de Alaska, por lo que se podrían ver afectados gravemente.
Fuente: El Períodico de España