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Policía cómplice de los narcos: 4 años de prisión

Una organización armada para la venta de drogas al menudeo y extorsiones, dirigida por un preso desde la cárcel y aceitada en la calle por su padre policía, quedó al descubierto en septiembre de 2022. Entonces fue atacado a tiros un negocio de Génova al 1600 y resultaron heridos un empleado del local y a una señora de 68 años que sufrió un balazo en el abdomen al entrar un proyectil en una carnicería cercana. Se descubrió que el objetivo de la balacera no era ese local sino un minimarket de la cuadra donde, según los vecinos, se vendían drogas y planeaban atentados.

Tres acusados de pertenecer a esa banda polirrubro, entre ellos el efectivo ya retirado, aceptaron penas que van de los 4 a los 15 años de prisión. Las condenas se dictaron en un juicio abreviado que se realizó este miércoles en el Centro de Justicia Penal. El fiscal Franco Carbone y la defensa de los acusados acordaron penas para Pablo Corvalán, el policía retirado Edgardo Avila y Tobías Mieres como miembros de una asociación ilícita que funcionó al menos entre los primeros días de septiembre de 2022 y el 7 de noviembre de ese año, cuando se concretaron los allanamientos y detenciones.

La investigación al grupo se inició tras una feroz balacera del 5 de septiembre de 2022. Cerca de las 18 de ese día, un joven entró a un quiosco de Génova al 1600, en barrio Alberdi, y comenzó a disparar. Hizo cuatro tiros dentro del local y otros seis para cubrir su escape. El resultado fueron dos personas heridas. A un empleado del negocio un balazo le perforó el brazo izquierdo. Una clienta de una carnicería de la cuadra fue alcanzada en el abdomen por una bala que perforó la puerta de vidrio del local durante el escape del agresor.

Se descubrió entonces que el objetivo del ataque no eran esos comercios sino un local de la cuadra que estaba abierto toda la semana. Los vecinos contaron que en ese minimarket se planeaban ataques y extorsiones y que además se vendían drogas. Dijeron que el negocio era propiedad de un policía retirado, acusado de ser el nexo en la calle de su hijo preso. Un mes más tarde se realizaron 16 allanamientos ordenados por Carbone en la zona oeste de Rosario, en Roldán, en la localidad de Monje —donde se incautó armamento— y también en cárceles de Coronda, Rosario, Piñero y Pérez.

Los detenidos fueron acusados de integrar una asociación ilícita dedicada a cometer balaceras, extorsiones y usurpaciones, entre otros delitos como tenencia, portación y venta de armas y la venta de drogas a bala escala. Al frente del grupo fue ubicado el interno Edgardo David Avila, de 34 años. En marzo pasado fue condenado a 23 años y 8 meses de prisión por los jueces Fernando Sosa, María Isabel Mas Varela y Aldo Bilbao Benítez. Asumió esa pena en un juicio abreviado como jefe de una asociación ilícita y por los delitos de portación ilegal de armas y un intento de homicidio calificado.

La condena se unificó con una anterior que Avila había recibido en 2021 por portación de arma de guerra y encubrimiento. Carbone acusó a Avila de haber sido quien “las 24 horas del día” operaba desde prisión ordenando atentados con armas, eligiendo a quienes cometerían los hechos, disponiendo de armas, autos y motos y decidiendo dónde esconderlos, además del control del funcionamiento y la recaudación de los búnkers de drogas.

Otra condena fue para Edgardo David Avila padre, un policía retirado de 60 años que recibió 4 años de prisión como miembro del grupo. Según la condena, cumplía un rol de “vital importancia” para el funcionamiento de la banda al operar como nexo entre su hijo detenido y el resto de la organización. “Su tarea principal y permanente consiste en estar a disposición para distribuir las actividades delictivas a los diferentes miembros y proporcionar las armas de fuego a requerimiento de su hijo”, dice la sentencia.

Fuente: Diario La Capital (Rosario)

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El «Puma» Martínez hizo historia en el boxeo

Fernando Martínez, el Puma, hizo historia dentro del deporte nacional. A sus 32 años, viajó hasta Japón para enfrentarse a Kazuto Ioka y demostró que su ascendente carrera no tiene techo. Se impuso de principio a fin, y dejó en claro que Argentina tiene a los mejores boxeadores del mundo.

Estaba en juego el título por la unificación de los títulos de la categoría supermosca (52,152 kg) de la Asociación Mundial (WBA, que estaba en poder de Ioka) y de la Federación Internacional (IBF) que ya pertenecía al argentino. Y después de 12 rounds, el fallo fue unánime en favor del oriundo de La Boca: 116-112; 117-111; 120-108.

Martínez es tan fanático de Boca, que al momento de ingresar al recinto donde se llevaría a cabo la pelea, lo hizo con bombos, trompetas y banderas azules y oro, algo que repitió en su entrada al cuadrilátero, donde lo esperaba una multitud nipona. Además de su familia y sus amigos, las raíces del barrio y el amor por el club de La Ribera fueron el combustible necesario para que pudiera quedarse con el título mundial.

“Estoy muy emocionado, gracias por mi viejo que me vino a ver y para mi hermano que ya no está y me vio desde el cielo. Gracias a Japón, por la gente que me brindó su humildad, espero volver a venir”, sostuvo el nuevo campeón tras el combate.

Y añadió: “Tiré con todo mi poder y di una batalla para la gente. Me voy muy feliz porque la gente quiere ver guerra. Hoy Argentina tiene a un campeón unificado como Accavallo, Nicolino Locche, Pascualito Pérez”, rememoró en medio del llanto.

El Puma logró un récord legítimo, donde alcanzó las 26 victorias (11 KO) y 6 derrotas. Y lo hizo luego de estar sin boxear durante más de un año, ya que la última pelea había sido el 24 de junio de 2023 frente al filipino Jade Bornea, a quien derrotó por KOT. Tras más de 365 días abajo del ring, buscó la batalla con Ioka, la consiguió y lo venció en su tierra.

Fuente: Diario La Nueva Provincia (Bahía Blanca)

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